martes, noviembre 29, 2011

Iron

Querido Pierrot, te podría escribir unos cuantos párrafos sobre que el baile al que acudí estuvo genial, que el número de bailarines que cortejaban a las damas empleando sus mejores pasos rozaba lo incontable. Todos con sus atuendos mas lujosos y la anfitriona con la satisfacción reflejada en su rostro

Lo que realmente llamó mi atención fue mas allá de todo esto.
Ella era una más entre todos. Con un vestido color carmesí impecable. Se podía intuir la precisión y mimo con que había sido realizada cada puntada. Siempre ha estado tan rodeada de gente, como en ese mismo instante, pero sola  y siempre vulnerable a él.

A unos pocos metros, él la busca entre la gente con interés, para posteriormente fijar su mirada en ella mientras procura no descuidar la técnica de su vals. Él no está allí para cortejar a las damas. Su retorcida mente de sociópata solo piensa en examinar sus gestos e intentar conocer sus temores, para así poder manipular sus sentimientos. Cuando sus miradas se cruzaron por accidente pude ver como la de él cambió. Como puso aquella mirada con la que paraba el tiempo y te hacia sentir por un segundo la tranquilidad mas placentera jamás imaginada. En ese mismo instante en el que cayó en su hechizo, él es capaz de percibir mas allá de lo posible mediante los sentidos y disfrutaba con su debilidad.

Quiere saborear su sufrimiento y sentir el placer de ser un traidor que permanece agazapado en la sombra, ya que solo una persona sabe quién es realmente.
Esa persona soy yo. Se que es un traidor porque hubo un día en el que yo le controlé a él.

0 comentarios:

Publicar un comentario